Una noche oscura de esas que te cuesta dormirte, pero que luego cedes al cansancio después de una batalla de pensamientos distintos, tuve un sueño simplemente maravilloso. Que aunque pueda parecer insustancial, con el tiempo ha significado mucho para mi. Soñé que estaba en alguna calle de un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme, y como un Don Quijote sin armadura y lanza, iba yo montado a lomos de un expléndido caballo de color marrón. Yo me encontraba valiente, seguro y tranquilo. Algo inundaba mi espíritu que sentía una felicidad sin contención. A tirón pequeño de las riendas, el caballo respondía amablemente hacia la dirección que le marcaba. Si tiraba hacia la derecha, la derecha y así sucesivamente. Una especial conexión había entre el animal y yo. Encontrándonos solos a las afueras del pueblo todo lo que veía a mi alrededor me parecía bonito y con una luz espléndida que inundaba el paisaje de inigualable belleza. El camino de tierra no se donde nos llevaba, lo cierto es que íbamos hablándonos mentalmente y de vez en cuando el caballo se arrodeaba para hacerme una sonrisa. Yo me sentía flotando como Atreyu en su perro volador. Disfrutando enormemente a cada paso y sintiéndome tan a gusto que hasta el aire que respiraba me parecía alimento divino.
Pero el sueño solo llega hasta ahí. Se cortó.
Siempre me despierto cuando se prevee algún éxtasis a continuación. Pues bien. Si.
Me desperté.
Pero, el regocijo de haberlo vivido-soñado me dura todavía.
Al principio tuve la duda de que podía significar el sueño, y mas concretamente el Caballo.
Alguien de onda espiritual me dijo:
"El Caballo Es Tu Destino"
Pero el sueño solo llega hasta ahí. Se cortó.
Siempre me despierto cuando se prevee algún éxtasis a continuación. Pues bien. Si.
Me desperté.
Pero, el regocijo de haberlo vivido-soñado me dura todavía.
Al principio tuve la duda de que podía significar el sueño, y mas concretamente el Caballo.
Alguien de onda espiritual me dijo:
"El Caballo Es Tu Destino"